La Leyenda del Caballero de las Espuelas de Oro
Antiguamente, durante la feria de Loja, la ciudad se llenaba de forasteros, muchos de ellos provenientes de Perú, que eran recibidos con cordialidad por sus habitantes. En una de estas ocasiones, cuatro jóvenes de Piura llegaron buscando nuevos horizontes. Su belleza cautivó a los hombres locales, despertando envidia entre las mujeres y complicando su búsqueda de alojamiento. Un hombre adinerado les ofreció una hacienda abandonada en las afueras de la ciudad, donde se instalaron con la ayuda de algunos lugareños que les proporcionaban lo necesario para su comodidad.
Pronto, las jóvenes comenzaron a celebrar fiestas en la hacienda. Durante una de estas celebraciones, un misterioso invitado apareció, generando inicialmente temor entre las asistentes. Sin embargo, su presencia se volvió habitual. Cada noche, este enigmático visitante dejaba una bolsa llena de oro y, al bailar, repetía en voz alta las palabras: “¡Que se te hunda, que se te hunda!”.
Con el tiempo y el dinero que recibían, las jóvenes decidieron contratar a una sirvienta, pero ninguna mujer se atrevia a aceptar el trabajo debido a la oscura reputación de la casa. Finalmente, encontraron a una mujer de la calle cerca del río Malacatos, quien accedió a trabajar sin conocer la historia que rodeaba a la hacienda.
La nueva sirvienta solía acostarse temprano con su hijo, pero una noche decidió espiar lo que ocurría durante las fiestas. Fue entonces cuando su hijo comenzó a llorar, señalando que el hombre que visitaba la casa emitía chispas por los pies, la boca y los ojos. Al principio, la madre pensó que se trataba de las botas y dientes de oro del misterioso caballero. Sin embargo, al observar con más atención, se dio cuenta de que las chispas realmente provenían de los ojos del visitante. Asustada, comenzó a rezar: “Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal”.
En respuesta a sus plegarias, el hombre salió volando por el techo y, al caer, repitió: “¡Que se te hunda, que se te hunda!”. En ese instante, se abrió un agujero en el suelo y todos los presentes cayeron dentro, excepto la sirvienta y su hijo. Durante días, un denso humo surgió del agujero, dejando una huella imborrable de los eventos sobrenaturales que habían ocurrido en aquella hacienda abandonada.
Orígenes de la Leyenda
La leyenda del Caballero de las Espuelas de Oro se sitúa en el contexto de la tradicional fiesta del 8 de septiembre en Loja, que atraía a comerciantes y visitantes de varias regiones, incluyendo Perú. Estas festividades llenaban la ciudad de vida, música y danza, creando un ambiente propicio para la aparición de eventos sobrenaturales.
La Aparición del Caballero
En una de estas celebraciones, un caballero alto y misterioso, vestido de negro y con espuelas de oro, hizo su aparición. Su presencia, aunque inicialmente desconcertante, fue aceptada por los asistentes debido a su comportamiento amigable y generoso. Cada noche, el caballero bailaba al ritmo de un estribillo peculiar: “¡Que se retunda, que se te hunda!”.
El Misterio Revelado
A medida que avanzaban las fiestas, el caballero continuó dejando bolsas de oro en las mesas. Sin embargo, la madre y su hijo, acogidos por las jóvenes piuranas, comenzaron a notar detalles extraños. El niño observó que chispas emanaban no solo de las espuelas y los dientes de oro del caballero, sino también de sus ojos. Esta revelación hizo que la madre se persignara y recitara una oración, descubriendo así la verdadera naturaleza demoníaca del caballero.
El Desenlace
Al ser confrontado por la madre, el caballero dio un salto que rompió el techo y, con un grito aterrador, desapareció. El salón de baile se hundió, llevándose consigo a todos los presentes, salvo a la mujer y su hijo, quienes fueron protegidos por su fe. Esta historia se convirtió en una advertencia sobre los peligros de dejarse llevar por las apariencias y el lujo fácil.
Impacto Cultural
La leyenda del Caballero de las Espuelas de Oro es más que una historia de terror; es una reflexión sobre la moralidad, la tentación y las consecuencias de nuestras decisiones. Este relato ha sido narrado de diversas formas a lo largo de los años, manteniendo viva la rica tradición oral de Loja y sirviendo como una herramienta para la transmisión de valores a las nuevas generaciones.