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    De “Jaguar de América” al país más violento! El colapso de Ecuador

    ¡De “Jaguar de América” a pesadilla! La historia oscura de Ecuador: del éxito económico a la violencia descontrolada

    En menos de una década, Ecuador ha pasado de ser considerado una de las naciones más estables y prósperas de América Latina a un país envuelto en una crisis de violencia sin precedentes. Durante los años del gobierno de Rafael Correa, Ecuador fue visto como un ejemplo de desarrollo y progreso en la región, ganándose el título de “Jaguar de América”. Sin embargo, este sueño económico ha terminado, y Ecuador hoy enfrenta una espiral de caos, violencia y crimen organizado que lo ha colocado entre los países más violentos de la región. ¿Qué salió mal? Aquí desglosamos cómo cada uno de los últimos gobiernos tiene responsabilidad en la catástrofe actual.

    Los días dorados del “Jaguar de América”

    A principios de los años 2010, Ecuador vivía un momento de prosperidad y estabilidad económica. El gobierno de Rafael Correa, que comenzó en 2007, implementó una serie de reformas económicas y sociales que lograron reducir drásticamente la pobreza y la desigualdad, y el país parecía encaminado hacia un crecimiento sostenido. Correa construyó una imagen de Ecuador como un país en desarrollo sólido, con programas sociales, inversiones en infraestructura y una economía dolarizada que ofrecía estabilidad. Bajo su gobierno, la tasa de homicidios disminuyó drásticamente, y Ecuador parecía estar alejado de la violencia que afectaba a sus vecinos, como Colombia y Perú. La percepción internacional del país era tan positiva que se le llegó a llamar el “Jaguar de América”, comparándolo con los “tigres asiáticos” por su rápido crecimiento y su capacidad de superar la inestabilidad histórica.

    El comienzo del colapso: Lenín Moreno y la falta de visión

    Pero cuando Correa dejó el poder en 2017, Ecuador empezó a mostrar signos de vulnerabilidad. Su sucesor, Lenín Moreno, llegó con la promesa de cambios y de desmantelar parte del legado de Correa, pero sus decisiones resultaron ser devastadoras para la seguridad del país. Moreno decidió cortar gastos en seguridad y eliminar varias instituciones clave, entre ellas el SENAIN (la agencia de inteligencia), bajo la justificación de que había sido utilizada para fines políticos. Esto debilitó la capacidad del Estado para responder a la creciente amenaza del crimen organizado, que ya comenzaba a ver en Ecuador un terreno fértil para la expansión de sus operaciones.

    Además, el gobierno de Moreno no hizo las inversiones necesarias para fortalecer las fuerzas del orden, dejando que las organizaciones criminales ganaran terreno. Mientras tanto, el narcotráfico empezaba a infiltrarse en el país de manera acelerada. Con la desmovilización de las FARC en Colombia, los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación vieron una oportunidad para utilizar los puertos de Ecuador como nuevas rutas para exportar cocaína hacia Europa y Estados Unidos. A pesar de estos signos de alerta, Moreno falló en fortalecer la seguridad, y la violencia comenzó a aumentar de manera preocupante.

    Lasso: Promesas incumplidas y el desbordamiento del caos

    Cuando Guillermo Lasso asumió el poder en 2021, heredó un país sumido en la incertidumbre y con una creciente crisis de seguridad. Durante su campaña, Lasso prometió mano dura contra el narcotráfico y la violencia, pero su administración no logró cumplir esas promesas. Aunque declaró estados de emergencia y endureció las leyes contra el narcotráfico, el problema ya estaba fuera de control. La falta de inversión en seguridad fue uno de los errores más graves de su gobierno. Los recursos asignados a la policía y al sistema penitenciario no fueron suficientes, y las bandas criminales comenzaron a tomar control de las cárceles, donde las masacres se convirtieron en una rutina diaria​.

    Los Choneros, una de las bandas más poderosas de Ecuador, se fragmentaron tras la muerte de su líder en 2020, lo que dio lugar a una violenta guerra entre facciones. Esta lucha por el control del narcotráfico no solo se limitó a las prisiones, sino que se extendió a las calles de ciudades como Guayaquil y Esmeraldas, que ahora son epicentros del crimen. A pesar de las redadas y operaciones militares de Lasso, la violencia siguió escalando. En 2023, la tasa de homicidios en Ecuador alcanzó 40 por cada 100,000 habitantes, un aumento alarmante si se compara con los 5.8 homicidios por 100,000 en 2017​

    El reto monumental de Daniel Noboa

    En noviembre de 2023, el presidente más joven en la historia de Ecuador, Daniel Noboa, asumió la presidencia con la enorme tarea de restaurar la seguridad en el país. Sin embargo, la situación que enfrenta Noboa es una bomba de tiempo. Ecuador se ha convertido en un narcoestado en muchos sentidos, con jueces, policías y funcionarios públicos vinculados a las organizaciones criminales que controlan gran parte de la economía del crimen. Las cárceles, en lugar de ser centros de rehabilitación, son verdaderos cuarteles generales desde donde las bandas organizan sus operaciones​(

    Noboa ha prometido militarizar las prisiones y reformar profundamente el sistema penitenciario, pero las bandas ya están arraigadas en cada rincón del país. Con un mandato de solo 18 meses, el margen de acción de Noboa es extremadamente limitado. Las expectativas de la población son enormes, pero la realidad es que la violencia está en su punto más alto en la historia reciente de Ecuador, y revertir esta tendencia no será fácil.

    La caída en el ranking de seguridad: ¿Qué pasó con el “Jaguar”?

    Ecuador ha pasado de ser un referente de seguridad en América Latina a estar entre los países más violentos de la región. Solo en 2023, más de 7,600 personas fueron asesinadas, superando a países como México en algunos indicadores de violencia. El crimen ha afectado todos los aspectos de la vida en Ecuador, desde el comercio hasta el turismo, con extorsiones y amenazas que afectan a pequeños y grandes empresarios. En Guayaquil, una de las ciudades más prósperas del país, las bandas criminales han convertido las calles en zonas de guerra

    ¿Quién tiene la culpa?

    Es fácil culpar a los gobiernos de Correa, Moreno, Lasso o Noboa, pero la verdad es que todos tienen su parte de responsabilidad en el colapso de Ecuador. Desde la falta de inversión en seguridad bajo Moreno hasta las políticas de mano dura pero insuficientes de Lasso, pasando por la incapacidad de Noboa para controlar un sistema corrompido, cada presidente ha fallado en abordar el problema de manera efectiva.

    ¿Hay salida para Ecuador?

    Ecuador se encuentra en una encrucijada crítica. Algunos analistas sugieren que el país necesita un “Plan Ecuador”, inspirado en el exitoso Plan Colombia, que implique una intervención integral para modernizar las fuerzas de seguridad, mejorar la inteligencia y combatir la corrupción desde las raíces. Sin embargo, el tiempo corre en contra, y si no se toman medidas drásticas pronto, Ecuador podría caer aún más en el abismo de la violencia.

    ¿Qué opinas tú? ¿Crees que Ecuador tiene esperanza o ya estamos condenados al caos? Comenta abajo y comparte tu opinión.

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